jueves, 7 de mayo de 2009

El Desencanto - o la falta de originalidad para poner un titulo.

Hace tiempo que debería haber escrito en el blog, pero realmente no se me ocurría nada sobre lo que escribir. Tampoco es que ahora sepa muy bien hacia que tema me dirijo, pero la presión es excesiva, así que tomare la primera salida que encuentre.


Estos días son un poco deprimentes, no pasa nada y no parece que vaya a pasar mucho. Es duro levantarse todos los días sin tener un objetivo claro ni un sitio al que dirigirse. Dentro de lo malo, no es por que seamos unos ineptos, sino por que de donde no hay no se puede sacar. Somos más de cuatro millones (que se dice pronto) los que estamos así. Y que conste que esto no es una critica política ni nada por el estilo, ni voy a desvelar las soluciones de la famosa crisis. Esto es, ahora más que nunca, el espíritu del desencanto.


Quizás sea un buen momento para contar como surgió esta locura del blog (y el resto del desencanto) que algunos leen con cierta asiduidad, lo que no deja de sorprenderme. En estos meses mucha gente me ha preguntado por que meterse en una movida como esta, y especialmente en esta época en la que no hay trabajo. La respuesta es la propia pregunta, no había (ni hay) trabajo en “lo nuestro”, así que por que no agarrarse los machos y tratar de hacer cosas. Al menos siempre sera mejor que estar en casa mirando el techo y la ceniza acumulándose en el cenicero.


Pero siendo del todo sincero, en estos meses que llevamos tampoco ha ocurrido nada especialmente significativo. Tenemos material, tenemos ganas, ¡Incluso gente que nos pide cosas!, pero seguimos más o menos igual, desencantados.


Corrección: me acabo de dar cuenta que estoy hablando en plural sin contrastar mis fuentes (quizás valdría para periodista del corazón...) así que, hasta que se demuestre lo contrario, el único desencantado soy yo.


Pero en esta sucesión de días sin significado y demasiado similares entre ellos, algo mantiene la esperanza o, al menos, deja los muebles en su sitio. En este punto cada uno tiene sus preferencias, ya sea el fútbol, la música, la cerveza, el cine... o una combinación de todas. La mía es una mezcla extraña y variable, pero este fin de semana me sentí como antes de que el desencanto entrase a formar parte de mi, quizás fuese la cerveza, la música o el barullo de cuarenta mil personas moviéndose, pero mereció la pena.


Y ahora queda esperar a ver si pasa algo.


“Down In Albion”


pd. tanto tiempo para terminar escribiendo esta chorrada...

1 comentario:

Unknown dijo...

No quiero ver brazos bajados! Arriba amigos!