miércoles, 15 de abril de 2009

Hotel Chevalier



Escribe: Roberto (en el día mundial de la mujer).

“La gente no madura, sólo pierde impulso”, decía Carlito Brigante en la película de Brian de Palma. Y de pronto uno crece y se da cuenta de que es verdad y de que nos cansamos y de que en estos días ya no queda impulso para nada.

Es evidente que el cine es un invento hecho por y para idiotas. Para todos aquellos imbéciles que estamos tan incómodos en la vida que pagamos lo que sea porque nos hagan otra. Para idiotas cobardes, sobre todo. Porque los idiotas valientes cogerán su jodido impulso y harán algo en su propia vida mientras los cobardes nos metemos en un cine.

Todos somos replicantes buscando un unicornio en la pantalla para que acto seguido pueda estar ya en nuestra memoria. Todos somos ciudades antiguas que necesitamos que llueva por tener una excusa para mirar arriba. Pero fuera de la sala ya nos hemos caído de demasiados caballos blancos y ya nos hemos mojado demasiadas veces.

Da igual las cartas que nos toquen que, como Eddie “Fast” Nelson en “El Buscavidas”, vamos a hacer lo imposible por perder la partida.

Volviendo una y otra vez a Montauk para, al final, regresar solos a casa cuando empieza a anochecer.

Parados en movimiento como los hermanos del “Darjeeling Limited”.

Encerrados para siempre en una habitación del Hotel Chevalier.


PD: Me quiero ir a Cuenca.

PD2: Qué mal juega el Madrid...

2 comentarios:

Doacon dijo...

"Es evidente que el cine es un invento hecho por y para idiotas. Para todos aquellos imbéciles que estamos tan incómodos en la vida que pagamos lo que sea porque nos hagan otra".

Qué decir de esto. Yo quiero seguir siendo idiota. De hecho no dejan de recordármelo constantemente, pero qué cojones, es así.

Los días mundiales de cualquier cosa, siempre se celebran en el mismo sitio y nunca se brinda como se debiera...Brindo por los que no están, los que quedan y los que, irremisiblemente, tendrán que irse...

Un saludo.
Y un abrazo para todos.

Unknown dijo...

Idiota de mi, brindo también.

Un desencantado abrazo