lunes, 29 de junio de 2009

Hacia rutas salvajes


Escribe: Roberto

Ya estoy aquí. Siento el retraso. Quizás los pocos que estabais ya os hayáis marchado. Tampoco importa.

Hace más de un mes que no escribo por aquí en el que han pasado varias cosas. Entre eso y mi tendencia a la dispersión no sé muy bien cómo organizar todo. Vamos a ello.

Entre las muchas estadísticas estúpidas que ofrece la televisión durante un partido de fútbol hay una que me llama bastante la atención. Se trata de una comparación entre el tiempo transcurrido de partido y el tiempo que realmente se ha estado jugando (restando los minutos en los que el balón ha estado parado, en saques de banda, protestas al árbitro, lesión de algún jugador…) Normalmente, de un partido que dura unos 95 minutos se juegan tan sólo 50.

En la vida pasa algo parecido. Existe una gran diferencia entre el tiempo pasado y el tiempo verdaderamente vivido. Una diferencia alarmante muchas veces y que es un leitmotiv de mi generación (llámenla X, Y o “la generación de la mano en los huevos” como la apela David”), los nacidos en la segunda mitad de los 80.

Una buena forma de que el tiempo vivido sea casi el mismo que el tiempo pasado, o lo que es lo mismo, de sentirsnos vivos, es viajando. Preferiblemente hacia rutas salvajes.

Podría hablar…Podría hablar de cómo se pone el sol desde las murallas de Essaouira, de negociar durante una hora y media un collar “para toda la vida” que apenas nos durará unos días, de cenar en el puesto 42 de la plaza Djama Le Fna en Marrakech, de los seis té con menta diarios, de los autobuses, los trenes y los burros, del desierto y las gargantas, de la gente, de la cercanía, de los lazos, de los curtidores de Fez, de extrañas Coreanas que encogen con la lluvia, de viajeras polacas que no paran de reir, de llamadas al rezo, de mujeres mirando al mar infinito desde la roca más alta de Asilah, de piernas de plástico, del tiempo y del espacio, de miseria y de alegría.
De la vida, en definitiva, 14 kilómetros al sur.

Podría hablar de todo esto pero ni yo tengo un diario de viaje ni a vosotros os interesaría abrirlo.

El otro día os decía que la vida es un soldado que antes de preguntar dispara, pues últimamente parece que tiene el gatillo sensible.
Pero ella no contaba con nuestra habilidad para esquivar las balas, ni con esa “estrellita pequeñita pero firme” que por suerte parece que no nos abandona.
Somos chicos fuertes y sabemos apretar los dientes.

Nos haremos colgantes con los casquillos.

Otra cosa más. Actualmente estoy trabajando con la ONG Jóvenes y Desarrollo y hace poco realizamos (con la ayuda de mi fiel escudero David) con los chicos de su "Iniciativa Solidaria" un cortometraje sobre el racismo. En un par de horas y sin guión ni nada parecido ayudé a los chavales a grabar un cortometraje con la idea de la igualdad y con la única pretensión de que tanto los que hicimos el corto (chicos de 15-16 años, servidor aparte) como quien lo vea reflexione sobre el tema 5 minutos. Os lo dejo aquí por si lo queréis ver.
Parece que está funcionando bastante bien ya que se están haciendo eco los medios, el otro día, por ejemplo, apareció el corto en CNN + (nadie entiende muy bien porqué nos ha hecho caso CNN + pero ahí estamos).






Último apunte: "Hacia rutas salvajes" es una película dirigida por Sean Penn que os recomiendo, además de por su calidad porque creo que más de uno se puede sentir identificado. Habla de la historia real de un chaval que al acabar la carrera no sabe que hacer con su vida (ya os dije que os podíais identificar) y decide recorrer Estados Unidos en busca de sí mismo y en busca de, al menos, una verdad. Una verdad que no os voy a destripar pero que tiene bastante que ver con una frase de Fernando Sánchez Dragó:

"Todo nómada necesita un campamento y todo campamento necesita una mujer".

PD: Michael, dale recuerdos a "El Rey".

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